Siempre me maravilló la perfección de la Naturaleza 

Y siempre comprendí que es un Ser Vivo en todas sus acepciones. Un Ser Vivo que responde siempre, que tiene ciclos, que se autoregula.
La palabra “ecosistema” parecería ser una palabra gastada. Sin embargo en la Naturaleza hay mundos más pequeños dentro de mundos mayores.
Recuerdo que cuando tenía diez años mis padres me regalaron un microscopio. Jamás voy a olvidarme de la inmensa profusión de Vida que se movía y corría o nadaba de un lado al otro en esa gotita de agua. Había puesto por unos días una hoja de lechuga picada mezclada con agua. A los dos o tres días, cuando estaba podrida y con olor a agua de zanja, tomé una gota, la puse en el porta objetos y…guau!! No lo podía creer. Había todo un pueblo allí, con bichitos que corrían rápido, otros que ni se movían, otros que parecían llevar mensajes de uno al otro… fue un momento epifánico. 
Había mundos dentro de otros mundos, con sus leyes, con sus códigos, con sus diálogos. 
Y creo que fue a partir de ese momento cuando hice un pacto conmigo misma basada en el profundo respeto que me genera la perfección de la naturaleza.
Este pacto es el que me lleva aún hoy a preguntarme antes de iniciar un tratamiento para alguna dolencia “En nombre de qué se necesita o no INTERVENIR en este momento?”

Porque la Naturaleza DIALOGA.
Toda acción genera una reacción que va en el sentido de preservar la vida.
Nada es ni casual ni caprichoso.

                                Gracias, 
                                               Dra. G. Laura Firpo